escuchando ::: la brisa entrar por la ventana Hacía ya varios veranos, exactamente tres veranos, que el duende tocapelotas, aquel que encendia la tele a horas intempestivas, no daba señales de vida… Recuerdo la primera vez, estando en Aranda de Duero por motivos de curro, como siempre, que Maruchán me llamó a las cuatro de [...]
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